El paciente sano presenta un estado neurológico óptimo y es más susceptible a padecer miedo o estrés, especialmente en razas nerviosas. Por este motivo una práctica habitual es la premedicación con la finalidad de reducir el nivel de ansiedad. Los fármacos que pueden emplearse son: agonistas alfa-2 (dexmedetomidina y medetomidina, xilacina, romifidina), fenotiacinas (acetilpromacina, propinilpromacina) y opiáceos (metadona, morfina, fentanilo, petidina, buprenorfina, butorfanol).
Los agonistas alfa-2 y las fenotiacinas son unos excelentes ansiolíticos. A diferencia de agonistas alfa-2 y opiáceos, las fenotiacinas no disponen de antagonista, que constituye una valiosa reserva terapéutica en caso de complicaciones inesperadas, ni tampoco proporcionan un efecto analgésico. Las benzodiacepinas, y especialmente el diacepam, pueden resultar ineficaces en animales sanos excitados aunque son adecuados en animales viejos o debilitados. Opiáceos como la buprenorfina y el butorfanol pueden provocar alteraciones del comportamiento en perros y gatos sanos si no se administran con un sedante. Además, su potencia analgésica es moderada y se emplean habitualmente en procedimientos diagnósticos o poco dolorosos. Por otro lado, los opiáceos potentes (morfina, petidina, fentanilo) son, en general, menos efectivos en gatos e incluso producen excitación. Cuando estos fármacos o las benzodiacepinas se combinan con otros tranquilizantes, estos efectos no se presentan o están aminorados. En el gato los tranquilizantes más eficaces son la ketamina y los agonistas alfa-2.
En lugar de emplear fármacos únicos, podemos ampliar el margen de seguridad combinando fármacos de diferente grupo farmacológico y reduciendo sus efectos secundarios. Ejemplos de estas combinaciones en el perro son morfina, petidina, butorfanol o buprenorfina combinados con acepromacina o propionilpromacina y/o benzodiacepinas.Los criterios de selección de los tranquilizantes dependen en gran medida de su acción analgésica así como de sus efectos secundarios. El empleo de tranquilizantes puede prolongar la recuperación del animal. En la anestesia de un procedimiento diagnóstico o poco traumático o doloroso normalmente se prefiere una recuperación rápida y puede ser innecesaria la administración de estos fármacos.Combinaciones comunes incluyen normalmente un opioide asociado a acepromacina o Medetomidina. En animales nerviosos se emplea el rango alto de la dosis y se añade además midazolam o acepromacina. En animales geriátricos y nerviosos se emplea el rango bajo y se añaden igualmente las benzodiacepinas. En animales muy debilitados se plantea si es necesaria la sedación y puede emplearse una benzodiacepina asociada a un opioide empleando los rangos inferiores de la dosis recomendada.La atropina nunca debe emplearse rutinariamente. En animales sanos su indicación principal es la reducción de la salivación producida por la ketamina o el zoletil®.